En el interior de Cataluña encontramos una extensa comarca de tierra árida, con llanuras y colinas, cargada de historia y de leyendas, La Segarra. Aunque la comarca tiene unos límites
oficiales, hay una Segarra más extensa que comprende también el Alt Anoia y el
Alt Gaia, subcomarcas de la Anoia y de la Conca de Barberá, pero que por
historia o por orografía podrían
pertenecer a la Segarra.
El paisaje es un poco agreste, con campos de
cereales en lo llano y en los bancales que se forman ladeando las pequeñas
estribaciones montañosas, almendros que solamente quedan en lugares donde no
molestan, también olivos en algunas zonas, y pequeños bosques de pinos, encinas
o robles. En su día abundaba la viña, pero hoy en día no quedan más que
muestras aisladas.
Preferentemente en las lomas, se fueron formando núcleos de población, con fortificaciones en las cimas, aunque también en el llano se construyeron torres y castillos, ambos tenían en común una gran visión del territorio, muchas veces el paisaje se pierde en las grandes montañas del Pirineo.
Preferentemente en las lomas, se fueron formando núcleos de población, con fortificaciones en las cimas, aunque también en el llano se construyeron torres y castillos, ambos tenían en común una gran visión del territorio, muchas veces el paisaje se pierde en las grandes montañas del Pirineo.
La historia la podemos empezar con los
poblados ibéricos que luego fueron convertidos en municipios romanos. El más
destacado de ellos es la actual Guissona, antigua Iesso.
Para reivindicar su historia celebra cada mes de julio la Bacanal romana, con un mercado romano y otras actividades inspiradas en aquella época.
Para reivindicar su historia celebra cada mes de julio la Bacanal romana, con un mercado romano y otras actividades inspiradas en aquella época.
Una pequeña joya es Montfalcó Murallat, una aldea con muralla de una sola entrada, en el municipio de Olujes. Otro conjunto medieval muy interesante es el pueblo de Sanaüja con una elegante plaza de porchos.
Y edificios más aislados son la Torre de Valfermosa, de una altura excepcional y la Torre de Mejanell, una masia señorial , hoy convertida en alojamiento rural en el municipio de Estarás.
Mención aparte
merecen los castillos, algunos ya desaparecidos. A partir del siglo XVI varios castillos se
transforman en Palacios señoriales y
ello ayudo mucho en su conservación, son los casos de Aranyó, Castellemeia,
Montcortés o Concabella. Algunos tienen una gran presencia exterior, como los
de Les Sitjes o el de Pallargues. Otros ponen la elegancia en su interior como los de
Vicfred o de Florejacs.
Otro lugar destacado de la comarca es el
Monasterio barroco de Sant Ramon Nonat. La leyenda del Santo es larga, desde su nacimiento en el
pequeño pueblo de Portell y hasta su muerte en Cardona. Las disputas por su cuerpo hicieron que una mula ciega lo
llevara hasta pocos quilómetros de su lugar de nacimiento. Junto a la ermita de
San Nicolás, pereció la mula y a partir de este hecho se construyó el
Monasterio mercedario con el cuerpo del santo, que desaparició durante la
Guerra Civil del 36.
Pero lo más conocido de la Segarra es su
capital, Cervera.
Destaca su calle Mayor, con varios edificios nobles, que finaliza en la Plaza Mayor, donde se encuentra el Ayuntamiento y la Iglesia de Santa María, un mágnífico templo gótico,. O el “Carreró de les bruixes”, un oscuro callejón que discurre paralelo entre la muralla y la citada calle Mayor, con una leyenda medieval que queda plasmada cada año en una fiesta que se celebra a finales de agosto y atrae a muchos foráneos, el Aquelarre. Otro edificio muy característico de la Ciudad es la Universidad, con elementos barrocos. Durante 135 años fue la única universidad de Cataluña y llego a tener más de dos mil estudiantes. Fue una concesión de Felipe V por haberlo ayudado en la Guerra de Sucesión.
Destaca su calle Mayor, con varios edificios nobles, que finaliza en la Plaza Mayor, donde se encuentra el Ayuntamiento y la Iglesia de Santa María, un mágnífico templo gótico,. O el “Carreró de les bruixes”, un oscuro callejón que discurre paralelo entre la muralla y la citada calle Mayor, con una leyenda medieval que queda plasmada cada año en una fiesta que se celebra a finales de agosto y atrae a muchos foráneos, el Aquelarre. Otro edificio muy característico de la Ciudad es la Universidad, con elementos barrocos. Durante 135 años fue la única universidad de Cataluña y llego a tener más de dos mil estudiantes. Fue una concesión de Felipe V por haberlo ayudado en la Guerra de Sucesión.
Actualmente la comarca se halla bien
comunicada, por ella discurren las autovias que unen Barcelona con Lleida y
Girona con Lleida. Aunque los pequeños nucleos han quedado bastante
despoblados, la ganaderia y la agricultura siguen siendo los medios de vida más
frecuentes, pues los intentos de instalar grandes industrias han fracasado en
diferentes ocasiones. Unicamente en Guissona
una gran industria ligada a los sectores productives de la comarca se ha
consolidado desde hace años.